2 de abril de 2011

Llega la primavera...todos al Himalaya

Ya estamos en abril, ha llegado la primavera. Cada época tiene sus rutinas, sus momentos característicos que, sin darte cuenta, te van colocando en el tiempo. Para los aficionados al montañismo y los que seguimos con envidia las grandes expediciones, uno de esos momentos clave es la espantada hacia el Himalaya.

Durante estos días son decenas los grupos que salen desde nuestro país. La gran mayoría son anónimos, gente que ha ahorrado durante varios años para costearse sus proyectos. Otros, en cambio, disponen de grandes patrocinadores, grandes infraestructuras y del reconocimiento general. Todos comparten la misma ilusión.

Atrás ha quedado la temporada invernal, el alpinismo más duro. Este invierno ha estado marcado por la primera ascensión a un ochomil del Karakórum. Los han logrado, quién si no, Simone Moro y Denis Urubko, posiblemente la pareja más fuerte del momento, junto con el americano Cory Richards. Su escalada al G-II forma ya parte de la historia del alpinismo.

La primavera va a quedar monopolizada por una expedición, la de Edurne Pasaban y su equipo al Everest. El objetivo, terminar los 14x8000 sin oxígeno. La carrera que ha mantenido Edurne con la coreana Miss Oh los últimos años es un ejemplo de lo que NO debe de ser el alpinismo. En el momento que se pierde de vista la montaña y la concentración se centra en llegar a la cima y "tacharla" de la lista, se ha perdido la esencia del alpinismo. Ejemplos hay muchos.

Ahora mismo Carlos Pauner y su grupo, junto con Juanito Oiarzábal, van camino del Lhotse. El primero, en la carrera de los 14, el segundo, en su intento de ser el primero en hacer dos veces las catorce cimas. Carlos Soria, a sus 72 años, compartirá montaña con los mencionados en su búsqueda también de los catorce.

Sobre este tipo de alpinismo se ha hablado demasiado. Afortunadamente, otro himalayismo está creciendo en nuestro país. El año pasado el BAT, formado por Iñurrategi, Zabalza y Vallejo, lograron la gran travesía del Broad Peak, vía nueva incluída. Alberto Zerain buscó, sin fortuna, la ascensión en solitario por el corredor Hornbein del Everest. Jordi Corominas y Jordi Tosas buscaron sin premio la sur del Lhotse en alpino. Este tipo de ascensiones, y otras muchas, son las que dan nombre a este deporte, el riesgo es muy alto y el porcentaje de éxito muy bajo.

Las grandes expediciones financiadas por grandes empresas seguirán copando los medios, pero serán estas pequeñas las que den nombre a nuestros montañeros. Aún no se conocen los proyectos más ambiciosos pero, lo que está claro, es que ya está todo en marcha. Los campos bases vuelven a colgar el cartel de completo.